
Nos hemos prostituido, en menor o mayor grado pero es así. Cada vez esta prostitución se inicia a más temprana edad, y suele comenzar cuando se nos introduce en la llamada sociedad de consumo.
Esta prostitución nos proporciona alivio a nuestras necesidades, pero ojo que no es gratis , y no me estoy refiriendo al dinero que pagas por un determinado producto, me refiero a nuestra alma, a nuestros sentimientos.
De principio todos buscamos algo parecido, alcanzar la máxima felicidad posible, es más tenemos un sentimiento de solidaridad hacia aquellos que encuentran obstáculos en su búsqueda.
Más tarde empiezan las diferencias, también la competitividad, y el consumo, el tener más y más. Empieza a importar cada vez menos el como les va a los demás, puesto que está en juego nuestro aparente bienestar, surgen diversas necesidades impuestas por la sociedad, un ejemplo claro es el móvil.
Recuerdo que fui muy reacio a ese aparato, mientras otros amigos y conocidos ya habían tenido varios, yo me negaba a comprarme uno, fue durante unas vacaciones cuando di ese paso, sólo lo utilicé durante un mes, luego paso a un cajón de un mueble que tenía en el comedor y no salió de allí hasta mi siguiente viaje. Hoy voy con él a todas partes y cierto es que es útil, pero tampoco pasaría nada si no hubiera existido, antes no había y no pasaba nada.
El consumo nos endurece, nos hace egoístas, nos hace ciegos hacía los demás, como si el sufrimiento de las personas cercanas o lejanas fueran una ficción que alguien ha puesto delante de nuestras narices para que no se nos termine de olvidar que tenemos sentimientos, que hay algo más que nosotros mismos, que sin los demás no seriamos nadie......no seriamos nada.
¿Cual es nuestro precio?, una PSP, un móvil, un coche, una casa, un portátil . Ya los tenemos ¿y ahora?, ahora hay que pagarlo, y para pagarlo debemos tener un buen empleo o trabajar muchas horas, tiempo en que no estamos con nuestras familias y amigos, perdiendo así el contacto con la realidad, nos hemos convertido en esclavos de "nuestras necesidades" ¿pero son realmente las nuestras? o ¿son las que nos han creado?, en definitiva hemos vendido nuestra alma al diablo del capitalismo, SOMOS LAS PUTAS DEL CONSUMISMO.