ACASO UNA MIRADA

En cada momento de nuestra existencia somos personas diferentes, tanto física como mentalmente, la oxidación hace que seamos más viejos a cada instante a la vez que (no en todos los casos) más maduros mentalmente, pues toda circunstancia o experiencia que vivimos por nimia que pueda parecernos enriquece nuestro intelecto.

Siempre he pensado que nuestros ojos son una cámara indiscreta que enfoca directamente a nuestra alma, y los que nos rodean pueden cotillearla simplemente mirándolos, en verdad los ojos dicen mucho de una persona. Pueden decir si estamos sanos, si estamos tristes o contentos, si estamos atentos o ausentes, pero pueden decir algo más pueden decir aquello que ocultamos a los demás para protegernos, para no ser dañados, nuestra más profunda esencia.

Más allá del aspecto físico de los ojos, es decir su tamaño, su forma y su color, lo que realmente resulta determinante a la hora de percibir a una persona es su mirada, ninguna persona tiene la mirada igual a otra y es ella la que nos cautiva, nos perturba, nos aterroriza o nos repugna según los casos. Lo normal al entablar una conversación con otra persona es mirarse a los ojos, mucha gente desvía la mirada cuando miente o no dice la verdad, también si oculta algo o sí se siente incomoda o avergonzada.

Es la mirada la que configura nuestra expresión facial, la que da vida a nuestro rostro, la que nos enamora, la que nos seduce, la que hace que nuestra imaginación trabaje al 200 %, no son las tetas, ni los culos, ni cualquier otro rasgo físico que estimule nuestra libido.

En todo caso detrás de una mirada está el interior de la persona que es lo que realmente importa, si bien es verdad que es lo que primero atrae,(al menos a mi), no es menos cierto que puede resultar engañosa y perversa, por lo que siendo algo determinante en un primer momento, lo realmente esencial, lo realmente excitante es nuestra personalidad.

Miremos con el corazón, seamos nosotros mismos, alcanzaremos nuestros más anhelados deseos.