viernes, 11 de junio de 2010

ESPANTANOVIOS


Como he comentado en alguna ocasión mi antigua casa era muy modesta, no tenía cuarto de baño, tan sólo un cuartito de 1 m2 donde estaba el retrete. Nuestra casa apenas tenía puertas, casi todas habían sido correderas y estaban inutilizadas con excepción de la cocina, el cuarto de mis padres y el retrete.





Nuestros compañeros de colegio en mi caso o del instituto en el caso de mi hermano y mi hermana, solían tener casas más modernas, (la nuestra tenía 100 años), bien acondicionadas y con cuartos de baño completos, por lo que teníamos un cierto pudor a invitar a alguien a casa, sobre todo mi hermana que se encontraba en plena adolescencia.




Era verano y empezaba a salir con amigas y amigos, era por la tarde y Toni (un amigo o semi noviete de mi hermana) muy pijín él , se había ensuciado las manos con grasa de su moto y le pidió a mi hermana que le dejara subir a lavarse, mi hermana se negó argumentando que mi madre estaba haciendo limpieza general y la casa estaba patas arriba, el graciosillo de su amigo le pregunto si es que habían mocos colgando o algo por el estilo, je, je, je soltó mi hermana enrojecida, y así aparentemente quedó la cosa.




Al día siguiente que mi madre si estaba haciendo la limpieza general y había quitado los plafones de las lamparas, las fundas de las sillas que tenían la misión de ocultar sus rajas y la espuma asomando por las mismas,( con lo que nuestra casa en ese momento estaba menos presentable de lo habitual), sonó el timbre, me asome a la ventana y era Toni que esperaba con su flamante moto a que bajara mi hermana para ir a la playa, mi hermana me pidió que le dijera que no subiera que en breves instantes estaba con él, mientras ella se terminaba de arreglar bajé y le dije que subiera (entendí mal el mensaje de mi hermana), mi hermana no se como adivinó que me iba a equivocar y colocó sobre las sillas comics de Asterix con el fin de ocultar la espuma amenazante que surgía de las mismas, cuando llegó Toni al comedor, yo me senté en una mecedora próxima a la puerta, fue entonces cuando reparé en los comics de Asterix y ni corto ni perezoso los tome y me puse a leerlos, cuando mi hermana salió le cambió la expresión de la cara, a parte de ponerse roja como un tomate, no dijó nada simplemente se marcho con el individuo en cuestión, fue cuando volvió cuando me agarró por banda y me puso de vuelta y media.




¡NO SÓLO TE EQUIVOCAS Y LE HACES SUBIR!, ¡ENCIMA, COGES LOS ASTERIX QUE HABÍA PUESTO EN LAS SILLAS! ¿QUE HABRÁ PENSADO?, SI AYER LE DIJE QUE ESTÁBAMOS DE LIMPIEZA.




Lo cierto es que el tal Toni nunca volvió a llamar, nunca volvió a aparecer por allí, no se quizá pensó que el día anterior realmente habían mocos colgando. yo lo espante.




Y si realmente desapareció por ese motivo bien espantado estuvo.

5 comentarios:

  1. ¿de verdad entendiste mal el mensaje?....ja,ja,ja.Perom como bien dices:si no volvio a aparecer por esa razon.......mejor que no volviera.
    Un abrazote

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  2. Creo recordar que no fue premeditado, aunque he de reconocer que el individuo en cuestión no me caia muy bien. Me caia mejor un tal Manuel que cada vez que llamaba por teléfono le cantaba "le llamaban Manuel" canción de Serrat.Quizá por que "su casa era de barro y cañas"

    Un abrazo.

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  3. jejeje.... pobra la teua germana, encara que estic d'acord amb Juanjo, si no va tornar per això, millor que no tornara.

    una abraçada.

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  4. Doncs si algù està content per la teua contribuciò a la "desaparició" de Toni, eixe sóc jo.
    Vixca Asterix, i Vixca Íñigo Montoya!
    I damunt, com si fores un Corleone, aconseguires que semblara un accident...
    Gràcies Íñigo!

    Ricard
    un cunyat agraït

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  5. ¡Hola Nachete!,

    Soy yo, “la victima”, tu sufrida hermana. En aquella ocasión, te hubiera asesinado, (por cierto ¿qué habrá sido del tal Toni y su “flamante" moto?. La verdad es que sumaba puntos cuando se montaba en ella, je,je,je) porque el chico me interesaba , ya sabes por lo guapo y pijín, que las dos cosas lo era cantidad , eso por supuesto, unido a la tontería que correspondía a mis 16 años. Pero enseguida me di cuenta de que solamente era eso y que en realidad no me gustaba ni mucho ni poco, simplemente nada. Ni siquiera forma parte de esos que solemos llamar “amores de juventud” y si alguna vez lo recuerdo, es precisamente por esta divertida anécdota, que si en aquel momento no me lo pareció tanto, hay que reconocer que tiene su gracia. En el fondo me hiciste un favor, gracias hermanito .Eso sí, fué una pena perder de vista la moto…me costo un poco más olvidarla.

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